¿Web visible, Web invisible?
Si preguntásemos en la calle que es la Web invisible lo más seguro es que no nos lleváramos ninguna sorpresa, prácticamente nadie sabe lo que es, lo cual no me sorprende nada teniendo en cuenta que yo misma me enteré de su existencia la semana pasada.
Se denomina Web invisible o profunda a la información que no puede recuperarse con los mecanismos de búsqueda comunes. Estos mecanismos tratan de abarcar toda la Web, pero se calcula que los mayores motores de búsqueda alcanzan a indizar sólo entre un tercio y la mitad de los documentos disponibles. La Web invisible no sólo es de mayor tamaño que la Web visible o superficial sino que crece a mayor velocidad. Asimismo, mucha información disponible en la Web profunda, como la que se encuentra en bases de datos, tiene un alto valor potencial para el usuario.
El estudio realizado en el año 2000 por Michael K. Bergman nos ofrece una serie de datos que nos pueden dar una idea del tamaño de la parte invisible de la red.
- Según parece, de media, los sitios de la Internet profunda o invisible reciben un
50% más de tráfico mensual que las webs "visibles" o superficiales. La razón podría ser, según este estudio, que la calidad de los contenidos "profundos" es 1000-2000 veces mayor que los de la superficie, probablemente debido a lo exhaustivo de estos “webs profundos”.
“...mirar el cielo una noche clara y estrellada puede convertirse en un verdadero espectáculo. Podemos navegar con la vista a través de sus estrellas adivinando miles de figuras hasta identificar alguna de sus constelaciones o buscar con más precisión Virgo, Centauro o Perseo con ayuda de un planisferio. Sin embargo, sea cual sea el resultado de nuestra búsqueda, los hallazgos habrán quedado limitados al reducido espacio hasta donde es capaz de alcanzar nuestra vista, detrás, difuminada, se encuentra la Vía Láctea con un radio de 50.000 años luz y más de 100.000 millones de estrellas, y en su interior, totalmente opaco a nuestros ojos, una inimaginable nube galáctica repleta de información invisible para nosotros...” (J. Veiga)
[1]Con esta metáfora Jorge Veiga nos acerca al inmenso universo de la Web que nos ofrece todo un mundo de información, al que tenemos acceso y en el cual podemos navegar sin ayuda, lo que puede convertirse en una sensación maravillosa por la capacidad que te ofrece de viajar, visitar, ver, oír… todo sin moverte de tu casa, eso sí, necesitas de mucho tiempo para poder navegar sin rumbo fijo sólo por el deleite de navegar curioseando aquí y allá, cosa que sólo unos pocos pueden.
La mayor parte de los profesionales necesitan obtener información rápida y precisa, por lo que habitualmente recurrirán a los denominados “motores de búsqueda”, herramientas que permiten obtener un resultado más eficiente en cuanto a amplitud y precisión.
Por otro lado el incesante caudal de aportaciones científicas que incrementan el patrimonio universal de conocimientos, queda fielmente reflejado en la Web en consecuencia, la mayor parte de la información permanece invisible, en el interior de esa gran nube que representa Internet. Así, la principal dificultad con la que nos encontramos es simplificar lo abstracto, sintetizar lo complejo y obtener exclusivamente la información precisa en el menor tiempo posible.
Cuando se interroga a través de un buscador, se generan gran cantidad de direcciones, lo que obliga a dedicar mucho tiempo a analizar la información, para seleccionar sólo aquello que es realmente útil, desechando lo que habitualmente entendemos como “ruido”.
Esta barrera de dificultades que nos distancia de una información precisa y de calidad, tiene un coste negativo muy elevado. Esta situación, afecta a todos los que en algún momento nos convertimos en usuarios de Internet, y por tanto candidatos a sufrir sus efectos negativos con mayor o menor intensidad.
Además, la comunidad científica en general, necesita eliminar, no sólo el “ruido” de la información innecesaria sino aquella de baja calidad, o que por su naturaleza induce a la a confusión.
Por todo ello, uno de los retos más difíciles para las distintas disciplinas y para nosotros los tecno-humanistas, es sentarse frente a Internet para obtener información exhaustiva, precisa, pertinente y de calidad, que nos permita realizar un trabajo serio, científico y de la mejor calidad.
Sinceramente creo que la Web invisible reúne todos los requisitos anteriormente mencionados.
[1] Dr. Jorge Veiga de Cabo, Director de la Biblioteca Nacional de Ciencias de la Salud.